"Pero en cuanto a ti, enseña lo que está de acuerdo con la palabra. Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos." (2 Timoteo 4:3-4)
Josè Grau
Josè Grau- 1.01.1931 - 15.01.2014
Nació el 1 de enero de 1931 en el seno de una familia poco religiosa. Sin embargo, sería en su juventud cuando conoce el evangelio. Grau cuenta que “incluso en los años de mi ateísmo, y aún por reacción, Dios era un tema profundamente serio para mí”, y recuerda que “lo que despertó mi inquietud espiritual no fue tanto el más allá, como el más acá, no la muerte, sino la vida y su significado”. Lo que buscaba “no era la huida de la vida sino el encuentro con la misma”. Eso ”es lo que me llevó a interesarme por el Evangelio”.
Su familia, con la sola excepción de su abuela, no era religiosa. Un tío suyo le suministraba toda clase de lecturas clandestinas ateas como Voltaire y Volnay, y revistas anarquistas de la época de la República. El ateísmo pasa al agnosticismo, llegando a una etapa de incertidumbre alimentada especialmente por los Pensamientos de Pascal. Es entonces cuando tiene sus primeros contactos con la Iglesia Católica Romana, por medio de un párroco de barrio, sintiéndose defraudado por su sacramentalismo, ritualismo y profesionalismo impersonal.
Su lectura de las Confesiones de Agustín tiene un efecto contrario al que supuso el cura que le recomendó su lectura. El catolicismo de Agustín del siglo V no tenía nada que ver con el romano. Hay dos hitos importantes en su conversión: una porción del Evangelio de Juan leída en la sección religiosa del periódico El Correo Catalán y una Biblia de segunda mano que encuentra en el mercado de San Antonio de Barcelona, un domingo por la mañana. Es entonces cuando tiene sus primeros contactos con algunos protestantes, comenzando a asistir a algunos cultos evangélicos.
Su interés por conocer la Palabra en profundidad lo llevará a asistir a las clases de teología que José María Martínez impartía en su domicilio, en lo que fueron los primeros pasos de lo que sería la Escuela de Teología FIEIDE.
LABOR INGENTE
Destacó Grau por su interés en difundir literatura evangélica de calidad que de otra manera no hubiese llegado a la lengua española. Su inmensa labor literaria, gran parte de ella al frente de Ediciones Evangélicas Europeas (EEE), con la fiel ayuda de su esposa María Beltrán, no ha estado nunca exenta de dificultades.
EEE fue concebida en 1958, pero no fue alumbrada hasta el siguiente año, cuando fue invitado por José M. Martínez a formar parte del equipo de la Misión Evangélica Europea de Suiza, y se publican dos títulos. Pero el Viernes Santo de 1960 la policía confisca cerca de cuatro mil ejemplares de los mismos. Al año siguiente, en 1961, es procesado bajo la acusación de imprimir “literatura clandestina”, después de la confiscación de todos los libros y más de sesenta mil folletos, siendo destruido todo este material.
El 13 de diciembre de ese año el diario británico The Times publica la noticia las sentencias de un mes y un día de cárcel para Grau y otro tanto para el impresor, Salvador Salvadó. Fichado por la policía franquista, y por temor de ver destruido una obra tan costosa como Concilios (2 vols), la firma bajo el seudónimo de Javier Gonzaga.
Pero nada de esto frenó el trabajo de Grau, que continuó con su labor divulgadora, que unió a su labor como maestro.
Ha sido profesor del Instituto Bíblico y Seminario Teológico de España (IBSTE) de Castelldefels (Barcelona) y del Centro Evangélico de Estudios Bíblicos (CEEB). También dió mucho de su tiempo a organismo como la Alianza Evangélica Española, cuya Comisión de Teología dirigió y representó en varios congresos internacionales, demostrando un conocimiento profundo en el campo del catolicismo-romano.
Fue uno de los oradores del Congreso Europeo de Evangelización que tuvo lugar en Amsterdam (Holanda, 1971).
Como parte del Comité de la Unión Bíblica, Grau escribió abundante material devocional sobre muchos libros de la Escritura, pero también un buen número de comentarios bíblicos de gran valor académico. Su pensamiento, crecientemente influenciado por la teología reformada, se caracteriza por su enorme inquietud intelectual, revelando un aspecto tremendamente polifacético.
Su postura de escatología amilenial, o no dispensacionalista, y su denuncia de la “escatología-ficción” le atrajo buen número de críticas, de las que salió reafirmado en su doctrina.
Su curiosidad por la actualidad le hizo estudiar con seriedad muchos temas sociales, políticos y culturales, desde una perspectiva cristiana, introduciendo el pensamiento de F. Schaeffer (v.) en todo el mundo de habla hispana. En su colección de Pensamiento Evangélico Contemporáneo han aparecido, por primera vez en castellano, fieles traducciones autores protestantes de la importancia de Stott, Morris, Berkouwer, Kevan, Hoekema o Stibbs.
Grau deja un inmenso legado literario. Entre sus obras hay más de 40 títulos, entre los que destacan algunos que se han convertido en clásicos de la literatura evangélica contemporánea: Concilios (Catolicismo Romano), El Fundamento Apostólico, Introducción a la Teología, Escatología (Final de los tiempos), Las profecías de Daniel, Estudios sobre Apocalipsis, ¿Por qué, Señor, por qué? (El mensaje de Habacuc), El más inspirado cántico de amor (Cantar de los Cantares), Eclesiastés, o La Ira de Dios (El mensaje de Nahum).